El transporte no es inmune a las repercusiones del COVID-19

Breves reflexiones sobre el sector transporte y sus responsabilidades ante la pandemia.

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El brote de coronavirus (COVID-19), ahora pandemia, está teniendo un gran impacto a nivel mundial en todas las actividades sociales, económicas y educativas que se realizan diariamente.

También, en los diferentes sistemas de transporte es una realidad, dado el estrecho vínculo entre las cadenas de suministro a nivel internacional, que están apoyadas por una amplia red de servicios de carga por los diferentes modos de transporte, terrestre, marítimo y aéreo, además de los logísticos.

Los países del mundo, además de responder a este fenómeno de contagio, deberán garantizar el flujo de bienes y servicios necesarios a través de las diversas fronteras existentes.

AVIACIÓN

En un primer nivel, podemos decir que la industria de la aviación a nivel internacional ha sido mayormente afectada.

Podemos citar las medidas recientemente adoptadas por la Unión Americana, de “suspender todos los viajes vía aérea de toda Europa hacia los Estados Unidos, con excepción del Reino Unido”.

Lo anterior, obviamente para limitar el tránsito de personas de una región a otra. Esta disposición generará un daño muy importante a diversos sectores como es el sector turístico y comercial de diversas regiones del mundo que se sostienen de esta actividad, por la prestación de este tipo de servicios.

Por lo que corresponde a la industria del transporte de carga, ésta aún no muestra una gran preocupación por los efectos del Coronavirus, en sus actividades.

Sin embargo, es importante señalar que este sector debe prepararse para enfrentar posibles restricciones en sus actividades como en el movimiento de carga de exportación e importación, por los controles sanitarios que establezcan las autoridades en los puertos marítimos y terrestres, que seguramente generarán importantes demoras.

MARÍTIMO

Derivado de lo anterior, las empresas navieras, es posible que a corto plazo, resientan este tipo de medidas por el servicio de movimiento de mercancías que prestan a nivel internacional, ya que sus tiempos en tránsito aunque son relativamente largos (14 días aprox.) el período de incubación del COVID-19, es precisamente el mismo tiempo que dura su travesía, razón por lo que deberán instrumentar nuevas acciones o normas de respuesta a este tipo de emergencias.

TRANSPORTE TERRESTRE

Por lo que corresponde al transporte terrestre, doméstico, estos sí, enfrentarán importantes dificultades en un plazo inmediato, ya que aunque su actividad es más local; no podemos descartar que se establezcan también restricciones de movimiento y capacidad de carga en su zona de influencia.

Su velocidad de reacción y capacidad se estresará si la población entra en pánico y pretende acumular productos.

Todo esto, nos lleva a pensar la importancia de considerar el establecimiento de nuevos protocolos de actuación ante este tipo de emergencias, basados en análisis de riesgo pertinentes.

Vigilancia en México a la capacidad instalada de las Cadenas Logísticas actuales y desarrollo de nuevas soluciones logísticas

Considerando lo anterior, durante los próximos meses el sector Logístico, enfrentará nuevos retos para organizar la conectividad de la distintas regiones que integran el mundo, y su inclusión en la regionalización (Tratados Comerciales).

Algo para lo que habrá que prepararse responsablemente ante todos estos eventos de emergencia, es que a mediano plazo México deberá responder ante la nueva tendencia de la llamada Regionalización, o Near-shoring, gracias a su ubicación geográfica respecto del resto del mundo.

Aunque el avance de la Regionalización es lento, esta pandemia puede catalizar su avance, y resultar en el traslado, sobre todo de la proveeduría a grandes plantas y ubicadas en el país, de productos actualmente surtidos de regiones lejanas (off-shore).

México, por su posición Geoeconómica y Logística en Norteamérica será uno de los países más demandados en este sentido: hay que prepararse.

Lo anterior dará por resultado la integración regional productiva y que las cadenas logísticas de suministro y distribución se rediseñen en las regiones de Asia, Europa y por supuesto en América, o bien que amplíen sus capacidades, pues estas en muchos casos ya existen, operando con volúmenes menores.

Así, lo que tendremos en el mercado en el corto y mediano plazos es que las plataformas logísticas existentes, deban ampliar sus capacidades para surtir a los mercados regionales de cada zona.

Otro tema que hay que abordar y que cobrará mucha importancia por los acontecimientos del COVID-19 es la logística resiliente, en el caso que surjan cuellos de botella ante la Regionalización descrita.

Las empresas, deberán tener la habilidad para que su cadena logística global reorganice su funcionamiento a la brevedad, después de la (s) ruptura (s) causada por acontecimientos de los entornos externos e internos. En otras palabras la Resiliencia en la Cadena de Suministros.

Por todo lo antes expuesto, es responsabilidad de los actores del sector en México y la región, para que adecuen sus soluciones al entorno prevaleciente y se mantengan los flujos de mercancías que demande la población, y asimismo se prepare ante nuevas oportunidades en la región de Norteamérica con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá T-MEC; y, su conectividad con Centro y Sudamérica, para el nuevo Corredor Multimodal del Istmo de Tehuantepec.

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